miércoles, 24 de diciembre de 2008

NAVIDAD.


Muchos celebran la Navidad pero no la viven. Celebran exteriormente, desde sus ventanas contemplando a lo lejos el nacimiento del salvador, pero no se acercan para arrullarlo y recibirlo en su corazón, celebran desde sus rincones y sus pequeños mundos, recordando nostálgicamente algunas escenas que permanecen en sus memorias, pero no la viven aquí y ahora. Vivir la Navidad no solo es celebrar, con banquetes suculentos y buenas bebidas, vivir la Navidad es ante todo hacer lo que Jesús quiere y desea, vivir la Navidad es comprometerse con este niñito que nace, a seguir con él y tras él. La mejor manera de vivir la Navidad es dejar nuestras actitudes negativas, nuestros vicios y pecados, ese es el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestro Rey que viene, cambiar nuestra actitud en la manera de relacionarnos con Dios, la oración aplazada y mal hecha son signos tristes de una falta de amor y compromiso con este niño que nace. ¿Porqué no regalarle una oración hecha desde el corazón, sincera y profunda? ¿Por qué no comprometerse a no solo estas fechas sino siempre, salir con el hermano que sufre, recibir a cada niño, acompañar a cada anciano? Ese es el regalo que Jesús espera, esa es la forma en que desea ser celebrado y recordado. ¿Por qué no emprender un verdadero seguimiento hacia el, conforme la estrella de la fe me va indicando y señalando y hacer caso al ruido del tambor que resuena en nuestras conciencias cuando sabemos que algo anda mal, cuando nos reprocha una falta de caridad hacia el hermano o una actitud que sabemos que se contrapone al plan de Dios y a su voluntad?

Hoy es un llamado a celebrar, pero más que nada a vivir lo que celebramos, hacerlo realidad y no que se quede en la superficialidad de las luces artificiales sin que la luz de Cristo haya penetrado totalmente nuestro corazón.
Un llamado a reconocer que Él no está lejos, que te está hablando a gritos diciéndote que te ama, a través de la mirada inocente de tus hijos, que no saben como expresarlo porque tal vez no se los has enseñado. A través de la presencia de tus padres, de cada amigo, de los cercanos y lejanos, de todos los que Dios ha permitido que coincidan contigo en este tiempo y en este mundo. Todo, absolutamente todo nos habla y nos grita del amor que Dios nos tiene, y de la miseria del hombre, que teniendo tanto en Dios, muere de hambre y de soledad.
Que esta sí sea para ti una muy feliz Navidad. Feliz, porque algo nuevo y grande a surgido en ti, un camino se abre y un horizonte se contempla, lleno de vida, de luz y de armonía, porque ha nacido Jesús.


RECUERDA QUE CADA VEZ QUE ALGUIEN ABRE SU CORAZÓN A DIOS ES NAVIDAD,

SIEMPRE QUE SE RECIBE A UNA PERSONA COMO A UN HERMANO, ES NAVIDAD

CUANDO SE ESCUCHA LA PALABRA DE DIOS Y SE PONE EN PRÁCTICA, ENTONCES ES NAVIDAD.


P. RAÚL

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