domingo, 17 de mayo de 2009

VI DOMINGO DE PASCUA


EVANGELIO
Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya nos los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pida en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”. Palabra del Señor.

COMENTARIO

Trato de entender esto que Jesús nos dice, no sólo con un raciocinio, sino con una meditación profunda
Para permanecer en Cristo hay que cumplir su mandamiento
Su mandamiento es que nos amemos
Amar es dar la vida
Dando la vida es como permanecemos en Cristo.

Jesús permanece en el Padre
Cumple el mandamiento del Padre
El mandamiento del Padre es el amor
Tiene un gran amor que lo lleva a dar su vida por sus amigos

Como Jesús permanece en el Padre, por el amor
Permanecemos en Jesús por el amor
Y por Jesús permanecemos en el Padre.
Sólo se vive en el Padre y el Hijo por medio de la entrega amorosa.

El amor hace permanecer y el permanecer, fructificar.
El amor está en medio de la relación entre el Padre y el Hijo.
Si permanecemos en el amor del Hijo permanecemos en el amor del Padre
Y nos hacemos uno con Dios.

El único camino del hombre es el amor.
Sólo el amor nos engendra en la vida de Dios
Por el amor hay comunión.
Por el amor somos, nos movemos y existimos.

Entonces ¿Qué hay que hacer para permanecer en Cristo? Ya sabemos que hay que cumplir sus mandamientos, pero ¿acaso para cumplir los mandamientos no es necesario primero tener la fuerza del amor? Porque no se puede cumplir los mandamientos estrictamente si no nos mueve su fuerza, si no nos impulsa su poder. Es el amor el que nos hará cumplir los mandamientos como dice San Agustín “ama y haz lo que quieras”. El amor nos hace ser fieles, respetuosos, justos, amables. Si nos falta el amor nos volvemos rígidos, implacables, autoritarios, criticones.

Es por eso que Jesús nos dice: “No me han elegido ustedes a mí, he sido yo el que los he elegido” no somos nosotros los que hemos amado a Dios primero, sino que Él nos ha hecho el regalo de su amor para que permanezcamos en Él. Esto es, el amor de Dios que ya está aquí en nosotros y nos hace cumplir los mandamientos y producir frutos. Entonces el que ama no peca. Sus palabras y actitudes están llenas de Dios

Si no hay amor simplemente nuestra vida se vuelve estéril.

Para muchos, este tema resulta muy trillado. Demasiado sonado y explotado… ¿Qué más se puede decir del amor si ya Jesús lo dijo todo? Sin embargo el amor siempre es novedad, no deja de causar sobresalto y un vuelco en el corazón. Es un constante descubrimiento y una profundización continua sin límites, porque el amor de Dios no tiene límites en nosotros, es infinito y constante y los cristianos nos regocijamos compartiendo las formas como se manifiesta en nuestra vida ordinaria, es en lo cotidiano donde se descubre su presencia constante. Nos sigue regalando el sol que nos alumbra, la lluvia que hace brotar las plantas en la tierra y proveen nuestro sustento y un sinnúmero de bendiciones que no me alcanzaría la vida para mencionarlas.

Puedo compartirles el inmenso amor de Dios en mi vida en esta semana que se hizo presente a través de mis padres que aún los tengo, de mi madre que vino a pasar unas horas conmigo el día de las madres y que por cierto casualmente se encontró en el templo con una hermana suya que hacía mucho tiempo trataba de contactar y no lo lograba, me hizo muy feliz verla sonreír en ese encuentro. La llamada de una hermana y de otro hermano, la presencia del amigo, que me ofrece su hombro como apoyo , del que me ayuda en los trabajos de la casa, de la oficina, Y aquellos a los que he podido ayudar con mi presencia, el enfermo del hospital, la mujer invadida de cáncer que bromeaba y asomaba su sonrisa bajo la mascara de oxigeno. Aquello que he considerado un problema y que Dios me ha dado la capacidad de solucionar…. Los niños y jóvenes que se preparan en los sacramentos, las cartas de los niños de primera comunión que son unos verdaderos poemas llenos de sencillez, simpatía y espontaneidad. La comunidad congregada en la eucaristía, los laicos comprometidos y porqué no decirlo, las personas que se encargan de “molestar” cada día y que me recuerdan el compromiso que tengo de permanecer en Cristo amando y entregando mi vida.
P. Raúl

sábado, 9 de mayo de 2009

V DOMINGO DE PASCUA

EVANGELIO San Juan 15,1-8

En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí , Él lo arranca, y al que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho; permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le hecha fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen. lo arrojan al fuego, y arde. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos."

Palabra del Señor


Comentario:

Nos hemos sentido amenazados en estos días por un virus, que nos ha puesto a todos de cabeza, paralizado al país y atemorizado al mundo. Ha sido eso: un simple virus que nos viene a decir cuan vulnerables y temerosos somos, que si bien parece ser que no es eso lo que termine con nuestra especie, si nos ha confrontado en muchos aspectos de nuestra vida personal y comunitaria. Y digo yo: -virus que no mata fortalece. Algo nos viene a enseñar esta cosa que hace poco tiempo no tenía nombre ni distinción alguna.

Tratando de volver a nuestra vida “normal” con todas las normas escrupulosas que hemos de atender, caigo a la cuenta (ya era hora) –de la presencia de Dios y su conexión profunda con su Pueblo, especialmente cuando se congrega para el culto de adoración en la Eucaristía. Cuando esto falta, falta la savia que nutre al pueblo para fortalecerlo contra cualquier amenaza.

Y es este punto, precisamente el que toca el Evangelio, a través de esta sencilla pero profunda parábola que todos podemos entender aunque no nos dediquemos a las labores del campo, tal vez al joven de hoy le llegaría muy bien el ejemplo de la tele y la corriente eléctrica; Así también hay que conectarnos a Jesús, que es el que nos da la energía para movernos en la vida.: la conexión de Dios con su Pueblo en Cristo verdadera Vid. La vida que el pueblo tiene es por la unión permanente con su Dios. Como la madre alimenta a través del cordón umbilical al niño que está en su vientre, así obtenemos de Dios esa vida. Si el cordón se rompe, se rompe en nosotros la fuente de la vida (a propósito, hoy festejamos también la vida que Dios nos da por medio de nuestras madres).

La comparación es extraordinaria, somos ramas que si no estamos unidos al tronco, simple y sencillamente nos secamos. Cada rama es distinta, tienen un número de hojas diferente, unas más torcidas, otras apuntan a los lados, algunas al cielo, otras para abajo. Cada una es especial, pero lo importante es que cada una está unida al tronco. Tal vez entre los cristianos hay también muchas diferencias, no todos apuntamos hacia donde mismo, vemos las hojas desde diferente ángulo, algunas veces se retuerce nuestro camino, hay otras que están resquebrajadas y los sostiene una pequeña unión, que peligra con el vaivén de los vientos o las tempestades, pero muchas veces logran sostenerse y se van incorporando poco a poco. Hay otras que se ven tan erguidas e imponentes pero están huecas por dentro.

Mientras no dejemos de alimentarnos de la savia de Cristo, no moriremos. La permanencia en su amor es lo que nos sostiene incorporados a su cuerpo. Si eres una rama que ya no soporta el peso del tiempo ni el golpe de las tormentas, aferrarte al tronco que te sostiene, ese tronco es Jesús. Si eres una rama que se encuentra enferma por dentro: permanece unido a Cristo, que impulsa su savia por tus venas, hasta tu corazón y llena tus vacíos. Si eres una rama que no soporta el roce de otras ramas y se aburre de sus hojas: nútrete más de Cristo, para que tu vida florezca y de alegría y perfume a los demás.

Llamados a dar fruto.

A punto de acabar su vida, quiso un labrador dejar experimentados a sus hijos en la agricultura. Así, les llamó y les dijo: “Hijos míos, voy a dejar este mundo; busquen lo que he escondido en la viña, y lo hallarán todo”. Creyendo sus descendientes que había enterrado un tesoro, después de la muerte de su padre, con gran afán removieron profundamente el suelo de la viña. Tesoro, no hallaron ninguno, pero la viña, tan bien removida que quedó, que multiplicó su fruto.

El fruto es el producto que podemos saborear después de un largo proceso, el resultado de un esfuerzo realizado, es la recompensa a la perseverancia, que a todos nos gusta disfrutar. Somos llamados a dar fruto en Cristo. El fruto de Jesús y el fruto nuestro es el mismo fruto, como lo es el mismo fruto de la rama y del tronco gracias a una unidad perfecta y vital.

La estrategia del padre de familia: 1. despierta el interés en sus hijos. 2. les da las herramientas 3. los deja libres.Son tres cosas que Dios hace con nosotros para que demos frutos como seres humanos e hijos suyos.Nos da su Palabra para que nos interesemos en el Reino, trabajar en un plan de vida con los valores recibidos y hacerlo siempre con plena libertad. (Dios podría hacerlo todo por nosotros, pero no maduraríamos)
Si cualquier padre de familia utiliza este método,
sus hijos encontrarán el tesoro del arca perdida de la vida. Porque en el trabajo está el servicio, en el servicio el amor y el amor es el fruto dulce de Dios en nosotros.

¡Día de las Madres!

Este domingo tiene un tinte especialmente tierno y sentimental para muchos. Es 10 de Mayo día de las madres. El árbol de nuestra vida no sería posible sin este maravilloso nudo que está entre Dios y nosotros. Nuestras madres. En ellas contemplamos la ternura y la fuerza de Dios, la cercanía del amor de Dios que es limpio, desinteresado y comprometido. En ellas podemos comprender el verbo “permanecer” que nos pide Jesús que conjuguemos. La Madre sabe permanecer en cada etapa, en cada estación del año haga frío o calor, en cada hora del día o de la noche. Se conjuga en ella: la Madre de Jesús y nuestra Madre. Que permaneció siempre con su hijo desde el arrullo del nacimiento hasta el arrullo de la muerte. En María encontramos el fruto bendito de su vientre que es Jesús, gracias a que es la Madre que sabe permanecer en la conversación con Dios, recibimos a través de ella el más dulce fruto de la vida para nuestra salvación. El fruto que nos devuelve la vida que nos había quitado aquél otro fruto, el de nuestra perdición.

Que como María, cada madre ofrezca sus frutos a Dios. y que sus esfuerzos y trabajos en su tierra fecunda, se vean siempre recompensados. Muchas felicidades!!!.

P. Raúl

sábado, 4 de abril de 2009

DOMINGO DE RAMOS


Lee y medita:
PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS (15, 1-39)


COMENTARIO:
Un antes y un después de la Semana Santa:
Se ha llegado el tiempo. Es el tiempo de Dios, es la Hora de Dios. El tiempo de detenernos para que Él entre en nuestro tiempo. Dios creó al mundo en siete días, en una semana también lo redimió y es en esta Semana Santa donde nos recrearemos nuevamente en Él, una semana que no podrá ser santa si no dejamos que entre primero Jesús en la ciudad de nuestro corazón, donde hay muchos habitantes y él sigue siendo el gran desconocido.
La Cuaresma nos ha traído hasta aquí, Hacía Jesús mismo que se ha encaminado al pórtico de nuestra vida, para encontrarse y entregar hasta la última gota de sangre que ofrece generosamente como antídoto a todos los que en el camino hemos sido mordidos por la serpiente del pecado que nos lleva a la muerte segura.
Qué extraordinaria es la liturgia, no deja de sorprenderme, nos hace recorrer el mismo camino de Jesús, nos lleva, nos acerca y propicia el encuentro de cada uno con Él y es este encuentro a través de la Semana Santa, el que marcará nuestra vida, es el encuentro que han tenido muchos hombres y mujeres a lo largo de toda la historia de la Iglesia, en diferentes partes del mundo, en las ciudades y en las comunidades más remotas. En nuestra Diócesis, gracias a muchos misioneros que llevan con entusiasmo la antorcha de la fe para comunicarla hasta donde sea posible haciendo muchas veces casi lo imposible por llegar hasta allá ( tengo presentes esas comunidades de la sierra de Ocampo y Moris y los jóvenes lasallistas y teresianos que llegan cargados de fervor y entusiasmo para transmitir un poco y aprender un mucho de aquella gente) Hoy nos toca a nosotros, somos tú y yo los que tenemos este gran privilegio de que Jesús marque nuestra historia y nos haga seres nuevos. Para eso el murió y resucitó, para que pudiésemos tener una transformación.
Hay tanto que hablar de la Semana Mayor, es una liturgia inagotable, la Palabra es el centro y está en el centro de todo. Sin embargo ¿que efecto surte en cada uno? Quiero compartirte lo que sucedió a una joven mujer y su conversión durante una Semana Santa...
Esta chica había decidido pasar sus vacaciones en Roma, resultaba para ella interesante conocer la arquitectura de esa ciudad pero sobretodo, estar en el centro de la cristiandad durante esos días sería algo que resultaría envidiable para muchos. Fue durante una mañana del domingo de Ramos, asistiendo a la Misa que presidía Benedicto XVI, después de haber escuchado con atención el Evangelio de la Pasión, le impactó el comentario del papa sobretodo cuando hizo alusión a que antiguamente, durante esa Misa del domingo de Ramos la gente caminaba en procesión hacia la iglesia y al llegar a la puerta que estaba cerrada, tocaban con la cruz que encabezaba la procesión. Se le vino a la mente: “Dios está tocando mi alma para que le abra las puertas” se le quedaron profundamente grabadas esas palabras del Papa y durante los siguientes días, constantemente retumbaban en su mente.
Se acercó el Viernes Santo, entró a una iglesia para participar en la celebración de la Pasión del Señor, el templo estaba repleto. En el momento de la adoración de la cruz, debido a la multitud que se acercaba para realizar aquel signo de amor y adoración, había un tiempo oportuno para contemplar la cruz y meditar un poco, la joven se sintió atraída por la cruz y nuevamente le llegó esa idea: “ Dios está tocando mi alma para que le abra las puertas”, se iba acercando cada vez más y en la medida que avanzaba, dice que sentía un impulso de salir corriendo de ahí, de huir, pero por otro lado seguía escuchando la voz del Papa y su propia voz en su mente, hasta que llegó y se postró ante la cruz. Sintió que su alma se abría y pasaba una luz que venía desde la cruz… Ella estaba convencida de haber abierto su alma a Dios en el momento en que aceptó la cruz de Jesús. A partir de ahí no se separó de esa cruz, meditó sobre su vida pasada y sepultó en la misma tumba de Jesús muchos recuerdos que no la dejaban vivir con alegría, pudo participar después en la Vigilia como una mujer totalmente renovada, transformada. Hoy platica de su vida antes de Cristo y después de Cristo refiriéndose a ese encuentro que tuvo con Jesús en una Semana Santa, donde ella buscaba conocer exteriormente muchas cosas, pero conoció lo más importante y se lo llevó con ella.

¡Que durante esta Semana podamos abrir las puertas de nuestra alma a Jesús, para que él entre y reviva en nosotros lo que se ha ido muriendo!.
¡Que podamos abrirle las puertas de nuestro hogar, para que atraiga a todos en la unidad!
¡Que podamos abrirle las puertas de nuestra ciudad para que entre y transite por nuestras calles y transforme esas realidades de injusticia y desigualdad, de violencia e inseguridad!
¡Que podamos abrirle las puertas de nuestra patria mexicana, para que llegue a cada instancia, a cada servidor público, a cada jefe de gobierno y les haga ver que el verdadero poder está al hacerse el servidor de todos, el último de todos y no aprovechándose de su autoridad para pisotear a otros!¡Que llegue a cada narcotraficante, a cada sicario, delincuente y secuestrador para que se les caiga la venda de sus ojos y se den cuenta que es a Jesús al que siguen humillando, ultrajando y clavando en la cruz una y otra vez y haya un arrepentimiento y conversión!
¡Que todos abramos las puertas a Dios, el corazón al amor y al perdón y las manos al hermano haciendo el bien. Que seamos cera blanda en las manos de nuestro Creador, para que nos haga de nuevo, cera que sepa consumirse y arder en el amor, no sólo cuando las cosas parece que van bien, sino de manera especial, en la soledad de la cruz.!
Que tengas una semana muy santa.
P. Raúl

sábado, 28 de marzo de 2009

había un sapo, sapo, sapo

que nadaba en el río, río,río. con su traje verde verde verde que temblaba de frío, frío, frío
LA SEÑORA SAPA, SAPA, SAPA, QUE LE CONTÓ, CONTÓ, CONTÓ, QUE TENÍA UN AMIGO, AMIGO, AMIGO QUE SE LLAMA JESÚS... ¡¡¡¡JESÚS!!!!

CURESMA RECTA FINAL V DOMINGO...


Del santo Evangelio según san Juan: 12, 20-33
Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: "Señor, quisiéramos ver a Jesús".
Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y Él les respondió: "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.
Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: 'Padre, líbrame de esta hora'? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre". Se oyó entonces una voz que decía: "Lo he glorificado y volveré a glorificado".
De entre los que estaban ahí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: "Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí". Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.





COMENTARIO
Un canto que en lo personal me impactó en un momento de mi vida y continúa cada vez que lo escucho moviendo algo muy dentro de mí y he sido testigo de que a movido el corazón de muchas personas especialmente a los jóvenes se llama “Entrega” seguramente lo has escuchado… “Un día caminaba muy triste por ahí mi corazón gritaba ya no quiero vivir”. Recuerdo que era el himno del grupo de jóvenes de donde el Señor me llamó para ser sacerdote, era muy especial para cada uno de nosotros. Creo que al igual que yo, muchos se identificaban con él. Hoy se porqué, creo que he descubierto en mi propia vida y vocación la esencia de ese canto.
Llega un momento en que me doy cuenta de que la vida no vale la pena si no se da, de que el egoísmo sólo produce muerte. El estar centrado en sí mismo y auto complacerse sólo produce frutos de tristeza hasta el grado de hartarse de todo, hasta de la vida misma y muchos jóvenes al igual que yo estábamos hartos de todo eso, con un gran vacío y una inmensa necesidad de comenzar a “funcionar” de una manera distinta, que nos permitiera sentirnos contentos de estar aquí en este mundo. El encuentro con Jesús lleva a un cambio de mente y de corazón, lo que sonaba lógico o al menos así nos lo habían hecho creer que era lo normal ahora el evangelio nos lo presentaba como necedad y lo absurdo para el mundo ahora se convertía en camino de felicidad. Desgastarse, entregarse y morir son palabras que el mundo aborrece y sin embargo sin ellas no se puede obtener la vida, ahora entiendo porqué nos sentíamos tan felices cuando trabajábamos por el bien de nuestra parroquia y comunidad, hoy comprendo porqué muchas personas y especialmente, insisto, jóvenes salen con una inmensa paz después de visitar a un anciano en el asilo. El olvidarse de uno mismo nos permite adentrarnos en el corazón de los demás y eso produce una profunda alegría.
La depresión es la enfermedad del siglo, que se da incluso en personas muy jóvenes, es una enfermedad que lleva a la persona a perderle sentido a todo, muchos incluso llegan hasta el suicidio. Para esas personas que sufren de depresión, no hay mejor medicamento que visitar a un enfermo y bríndale ayuda, acompañar a un anciano y préstale atención a sus palabras, dar algo de si mismo desprenderse aligera la carga y se recobra la salud, dejar de mirar su enfermedad y volver su mirada hacia fuera, hacia Dios, hacia los demás, pues la depresión se convierte en un círculo vicioso: mirarse a sí mismo y desesperarse porque no se está en un estado perfecto y hacerlo todo por estar perfecto: tratamientos de belleza, dietas, pastillas para que nada duela y sin embargo en cuanto más se ve a sí mismo más mal se siente. El dejar de mirarse a sí mimo y comenzar a ver a los demás, pero no solo ver sino hacer algo bueno por ellos es cuando se produce el gran milagro de “sentirse bien” estar perfecto y ver cada arruga y cada cana no como algo trágico sino como un monumento a la vida que se desgasta en amor y eso produce una inmensa felicidad.
El Evangelio hoy nos dice cual es el principio de la existencia: la entrega. A través de ella se genera la vida. Si no hay entrega simplemente no hay vida. Si el grano de trigo no muere no produce fruto, si muere y cae a la tierra es decir, si se entrega generosamente a ella entonces produce abundante fruto.
La muerte de Jesús, es la entrega por excelencia donde todo se transforma:
El leño de la cruz en árbol de vida, el odio en amor, la muerte en vida, el fin en principio, la oscuridad en luz, el pecado en gracia, el rencor en perdón, el hombre vive como Dios y Dios muere como hombre.
Es donde nace un nuevo pueblo sin fronteras, donde es posible la unidad en la diversidad, donde la comunión es el único pasaporte al corazón de la humanidad, ya sea del cielo o de la tierra. Un solo pueblo unido en el amor de aquel que lo ha hecho posible todo, el que por su entrega generosa ha unido el cielo con la tierra, lo divino con lo humano y lo antiguo con lo nuevo. Gracias a que ese grano de trigo se ha dejado morir y triturar para ser amasado y transformado en Pan que se deja partir y repartir por todos y para todos, La vida continúa, se transforma y no se agota jamás. Hoy podemos decir según el canto “aquí está mi vida y mi voz,” mi voz para cantarte y alabarte y mi vida para vivirla como tú, aquí está mis ansias de amar de servir y de perdonar… aquí estoy Señor.
Seamos con Cristo granos de trigo, que se dejan morir por amor, triturar y amasar para darse a los demás… entonces cuando hayamos renunciado a nosotros mismos nuestra vida será transformada, la dádiva generosa de nuestra existencia por el amor hará que nuestra esencia no se pierda, como no se perdió la esencia de Cristo al morir sino al contrario se distinguió perfectamente como aquél por el cual fueron creadas las demás esencias. Al saber entregarnos como Jesús, día tras día iremos entrando en la dinámica de la fuente de vida. Volveremos a Dios de donde brotamos como expresión de su amor para que se genere nuevamente en nosotros un brote inagotable de agua viva. La hora de Jesús ya está aquí… ¿y tú que hora tienes en tu vida?
P. Raúl




sábado, 21 de marzo de 2009

IV DOMINGO DE CUARESMA

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: 3, 14-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él. El que cree en Él, no será condenado; pero el que no cree, ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


COMENTARIO

Un hombre tenía un puesto de tacos en un importante cruce de caminos, él no escuchaba ni radio ni televisión y no leía el periódico. Pero cocinaba y vendía muy buenos tacos y se esmeraba por hacerles buena publicidad a través de carteles y gritando con ganas. La gente se acercaba y le compraba y le iba bien. Las ventas iban aumentando cada vez más, compraba buenas tortillas, carne y verdura de calidad y preparaba muy buenas salsas. Su negocio fue creciendo y tuvo que buscarse un lugar más amplio, pues el negocio prosperaba. Con sus ganancias pudo pagar una buena educación para su hijo, quién fue creciendo e ingresó a estudiar economía en una de las mejores universidades. Su hijo se graduó con honores, regresó a su casa y notó que su padre continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él: Papá ¿es que usted no ha escuchado la radio? ¿No ve televisión y no lee los periódicos? ¡En estos momentos existe una gran crisis en el mundo! ¡Y la situación de nuestro país es muy crítica, de hecho cuando a Estados Unidos le da un resfrío a México le da pulmonía! Todo está muy grave y nuestro país va a quebrar.
Después de escuchar las consideraciones de su hijo estudiado, el padre pensó: Pues bien. Si mi hijo es economista, lee los periódicos y está bien informado entonces él tiene toda la razón. Y con miedo a esa crisis tan fuerte comenzó a tratar de ahorrar lo más posible, comprar la carne y verduras de más baja calidad, para economizar dejó de hacer sus carteles de propaganda y a cerrar más temprano para no gastar luz. Abatido por la noticia de la crisis ya no gritaba con ganas y trataba a los clientes con desánimo y mal humor.
Tomadas todas estas precauciones, el negocio comenzó a caer y caer llegando a niveles insoportables, lo que antes generaba un recurso para que su hijo estudiara Economía y tener buena calidad de vida ahora estaba por los suelos. Finalmente quebró y fue cerrado.
Entonces el padre, muy triste, le dijo al hijo: “hijo, tenias razón, estamos en el medio de una gran crisis” y le comento orgullosamente a sus amigos: “bendita la hora en que envié a mi hijo a estudiar Economía, el me aviso de la crisis……”
Nuestros actos diarios son los que deciden nuestras situaciones, según como actuamos en nuestra vida así nos va. Nuestra gloria o infierno que vivimos tiene que ver mucho con nuestra elección.

Hoy se nos revela una gran verdad evangélica respecto a nuestra salvación o nuestra condenación según sea el caso. Es la contestación a las personas que preguntan: “si Dios nos creó, ¿porqué después nos manda al infierno?”: la Palabra hoy responde que Dios no condena, ni desea la perdición del hombre, Dios no nos manda al infierno, Dios no nos manda a la muerte y a las tinieblas; es cada uno el que elige el infierno o la gloria de Dios, la muerte o la vida, las tinieblas o la luz, la salvación o la condenación.
Cada uno somos el arquitecto de nuestro propio destino. En esta vida nos vamos fabricando la casa en la que vamos a vivir por toda la eternidad. Tenemos todos los medios: el espacio, los elementos, los cimientos, contamos con el proyecto de Dios que es el plano perfecto para hacer de nuestra vida un verdadero cielo. Pero cada uno tendrá que ir edificando día con día, poniendo un ladrillo bien colocado encima del otro, con cada actitud, con cada oración, con cada obra de amor. Lo sorprendente es que ya desde hoy podemos disfrutar de esa obra según hayamos avanzado en ella. Si alguien elige sentarse de brazos cruzados, no plantar, no edificar, el resultado ya sabemos cuál es: no gozará de sus frutos, no tendrá la dicha de recibir las llaves de su mansión, porque simplemente no le ha interesado trabajar en ella. La salvación en ese sentido, sólo depende de cada uno de aceptar la obra de Dios en Cristo Jesús, de creerle y de optar fundamentalmente por Él. Porque Dios ya hizo todo lo que tenía que hacer para salvarnos.
“La causa de la condenación es esta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz”.
Las tinieblas son confusión y desorden porque no hay distinción ni claridad. El hombre se aprovecha de este caos para ocultar las intenciones oscuras de su corazón y se esclaviza a sí mismo en una caverna oscura de donde ya no puede salir por sí mismo. Preferir la luz es vivir en la verdad de Dios, es asumir un compromiso libre y responsable con Él, con la humanidad y consigo mismo desempeñando el papel que juega en el mundo con entusiasmo y convicción.
Elegir la luz de Cristo es vivir en la coherencia aportando la luz de Dios que habita en uno para tener un mundo lleno de luz.
¿Cómo exigir un planeta limpio si en vez de cuidarlo lo destruimos y contaminamos?
¿Cómo recibir un país seguro si optamos por la mordida y la corrupción?
¿Cómo terminar con el narcotráfico si se descuidan los hijos y no se les forma bien en los valores del Evangelio?
¿Cómo terminar con los robos a domicilio si seguimos comprando artículos sin factura en la calle?
¿Cómo tener una juventud sana si se promueven más los expendios de licor y cantinas que los centros recreativos e instituciones de formación?.
¿cómo es el México que quieres, el hogar que anhelas, la vida que deseas?
Recuerda que las decisiones que tomes hoy son las que determinarán tu futuro, que lo que siembres el día de hoy es lo que cosecharás mañana. Ten presente que tú puedes elegir el cielo o el infierno desde este momento: Aceptando o rechazando la luz de Cristo, construyendo o desparramando, amando u odiando. Tu eliges!!!

P. Raúl

domingo, 15 de marzo de 2009

TERCER DOMINGO DE CUARESMA

Del santo Evangelio según san Juan: 2, 13-25
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre".
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora. Después intervinieron los judíos para preguntarle:"¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?". Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho. Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en Él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre, porque Él sabía lo que hay en el hombre.
Palabra del Señor.


COMENTARIO
En un centro comercial una pareja se acercó a comprar un artículo. La dependiente les atendió solícita y no se percató que al darles el cambio, se le fue la mano y les dio mucho dinero de más. Ellos, que tenían prisa, tampoco se dieron cuenta del error.
Ya fuera del centro comercial fueron a un restaurante. Al revisar su billetera, el hombre se percata de que había recibido dinero de más; Se había dado una confusión de la denominación de los billetes. El dijo a su pareja que debían ir de inmediato a devolver lo que no era suyo, y retornaron al centro comercial enseguida.
Al acercarse hacia la dependiente, la llamaron aparte para no avergonzarla ante otros ni complicarle la vida. - Señorita, usted me dio dinero de más como cambio de la compra que le hice hace unos minutos. Aquí le devuelvo su dinero y deme lo que es correcto y tenga más cuidado la próxima vez. La mujer se quedó boquiabierta y, siendo responsable, llamó a su jefe de sección y le explicó de qué se trataba.El hombre se acercó presto a la pareja, asombrado también, y le explicó al honrado caballero: - Señor, ¿ve esa cámara de TV? Allí se ha grabado todo, desde que usted hizo la compra, cuando se le dio cambio de más y ahora que usted ha retornado ese dinero que por error se le dio. Nuestra compañía quiere honrarle y pedirle que nos permita publicar este hecho ejemplar que ya casi no se da en estos días.
Un tanto nervioso, el aludido tomó del brazo al jefe de sección de ese centro comercial y, en voz baja le dijo: - Señor, olvídese de lo ofrecido; si usted hace eso me pondría en problemas.Yo soy casado, y la mujer que está conmigo no es mi esposa. !!!
Los mandamientos de la Ley de Dios son el camino perfecto para ser personas íntegras, hijos de Dios en toda la extensión de la palabra, cristianos auténticos y coherentes. Estos mandamientos siguen teniendo vigencia, no han pasado de moda, continúan en función como señales que nos conducen al Reino de Dios. todos los diez, sin menospreciar alguno. porque si uno falta, el camino pierde su meta. puede ser que de pronto negociemos con ellos, enfatizando más en los que nos parecen sencillos para dejar de practicar los que nos resultan más difíciles. puede ser que nos volvamos unos fanáticos de la honradez pero seamos unos expertos en la infidelidad como los personajes del ejemplo, puede ser que nos resulte muy fácil no matar, pero nos quedamos con lo que no nos pertenece. o que amemos a Dios haciéndole altares y monumentos y a nuestro hermano lo tratemos con la punta del pie. los mandamientos o se cumplen o no. y la medida para cumplirlos o dejar de cumplirlos es -o se ama o no se ama- Cuando se trata de cumplir sin amor, no se está convencido y se caerá en la superficialidad y la incoherencia, en cambio cuando se ama, por consecuencia se cumple la ley de Dios, porque el que ama no hace daño, le da a cada quien su lugar y su espacio y lo que le corresponde, es por eso que el amor y la justicia van de la mano.

El Evangelio de este domingo puede sorprender a muchos e incluso confundir a otros tantos. normalmente imaginamos a Jesús haciendo oración, sanando enfermos, en una cruz, resucitado, pero casi nunca lo imaginamos enojado. mucho menos azotando gente y aventando cosas. No obstante esta faceta de Jesús nos muestra en lugar de una indiferencia y distanciamiento de Dios con la humanidad, a un Dios apasionado y comprometido con el ser humano, por rescatar lo que le pertenece, por purificar lo que se ha corrompido. Un Dios que es amor y que ama con corazón de hombre y busca esa respuesta en el interior de la persona. Ese Dios que hace que nuestros cuerpos muertos por el pecado, resuciten para convertirse en templos vivos de alabanza, adoración y encuentro con Él, es el Dios que se hace débil en una cruz para hacernos fuertes a los hombres, el que lo entrega todo para enseñarnos que es en la donación de sí mismo donde uno se gana . Jesús nos viene a decir que él es el verdadero Templo, la imagen viva del Padre, el amor en persona. Que si el mal destruye él restituye. viene a pedirnos en esta ocasión que dejemos de negociar la vida con su enemigo la muerte, que le pertenecemos y que se ha construido en nuestras personas una morada para él. que no permitamos que ese lugar lo ocupe el dinero, los vicios, el placer, ni cosa ni persona alguna que no sea él.


P. Raúl