domingo, 30 de noviembre de 2008

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO.

http://www.h2onews.org/_page_videoview.php?id_news=1250 Evangelio video y sonido






Evangelio Marcos 13,33-37.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Miren, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Velen!»

COMENTARIO:
Un padre tenía cuatro hijos, a los cuales, para darles una gran enseñanza a cerca de la vida, envió a cada uno de ellos a visitar un manzano. A uno lo envió en pleno invierno y cuando volvió le preguntó: ¿cuál es tu punto de vista de ese árbol? Respondió: es un árbol que parece estar muerto, no muestra algún signo de vida ni de esperanza. Al segundo lo envió en primavera y al regresar comentó que lo había visto florido con nuevos brotes y con muchas esperanzas, el tercero fue enviado en verano y compartió que el árbol estaba lleno de frutos y de hojas y muy hermoso. El cuarto hijo fue enviado en otoño y manifestó que aquél árbol estaba poniéndose triste y las hojas comenzaban a caer, parecía que el árbol estaba cansado de la vida y pronto iba a morir. El Padre reunió a los cuatro hijos y les da una lección: ustedes han mirado al árbol solamente en una estación del año. Para conocerlo y poder dar un juicio de él, es necesario contemplarlo en su totalidad, en cada un de sus estaciones. Así ustedes no se queden con una sola parte, traten de ver la vida en sus cuatro estaciones disfrutar cada uno de sus paisajes que son diferentes.
Hoy al bendecir la corona de adviento y encender la primera vela del tiempo de esperanza, hay que ver la vida con agradecimiento, ir dejando que la luz de Cristo ilumine cada una de las estaciones de nuestra vida. No podemos fijar nuestra mirada solamente en las situaciones difíciles, porque nos deprimimos. Detrás de cada tristeza hay una oportunidad de crecer y escalar más alto.



Son cuatro las velas, como indicando la totalidad, los cuatro puntos cardinales y las cuatro estaciones del año, el tiempo y el espacio que corresponden a nuestro Dios. A Él en este comienzo del año litúrgico le consagramos lo que somos, hacemos y tenemos y a su vez, Dios que es eterno se inserta en nuestra historia para darnos de su luz. Qué sería de nosotros, cuánta desilusión y desesperanza si Dios nuestro Padre no se dignara en enviar su Luz al mundo. El encender esta vela nos da la esperanza en que esa luz irá mostrándonos poco a poco el camino a seguir como humanidad, como pueblo de Dios, esa luz, va poniendo en manifiesto nuestras obras y nuestras intenciones delante de Dios. No podemos nosotros recibir a Jesús si no dejamos que la luz del perdón se enciendo en nuestro corazón. No podemos nosotros recibir a Jesús si no dejamos que la luz de la justicia venga y brille en nuestro mundo. Esta vela tiene que ser un signo de que nosotros hemos de luchar para que haya paz, hemos de esforzarnos por cambiar las realidades en las que sólo vemos actos de desamor y de inseguridad. Tenemos que recomenzar cada uno como hijos de Dios, nacer con Él, como pueblo, en la humildad pero también en la libertad ante las cosas del mundo que cada vez más nos esclavizan, contra el afán del poder que hace que los hombres en lugar de buscar la vida, se maten entre sí. Encendemos esta vela con vergüenza y a la vez con esperanza. Con vergüenza, porque la Luz ya ha venido a nosotros y no la hemos recibido, hay muchos que viven en la oscuridad mas espesa y en las tinieblas más profundas del odio, la delincuencia, la falta de sentido por la vida y de respeto por ella. El matar se ha vuelto cosa de todos los días. Entonces ¿cómo prepararnos para la navidad si estamos en pleno calvario? Es por eso que da vergüenza. Sin embargo este tiempo es la oportunidad de encender la esperanza, de creer en un Dios justo y misericordioso, de estar convencidos de que mañana será mejor que hoy, encendemos esta vela con la intención de ser mejores. El adviento es una oportunidad para engendrar a Jesús en nuestro corazón y dejar que vaya tomando fuerza su vida en nosotros.
Las sombras del mal se introducen de muchas maneras en nuestro hogar, en la vida cotidiana, en el matrimonio, en los hijos y va ensombreciendo nuestro corazón, por eso Jesús nos dice que estemos vigilantes. si nos distraemos un poco viene el ladrón y nos arrebata lo más valioso (como sucedió hace poco en una fiesta, donde unos delincuentes esperaron un poco a que los padres de una joven se descuidaran para luego llevarsela y darle muerte), tu fe, el amor y la esperanza, la confianza y la misma vida, Vigilar es estar con los ojos abiertos… cuántos desvelos inútiles, lejos de aquél que es la fuente de nuestra felicidad, cuántas distracciones, cuánta pérdida de tiempo. Abramos los ojos, abramos nuestra mente, nuestros sentidos y corazón al que es principio de nuestra existencia. Que hermoso es despertar temprano y que nuestro primer pensamiento sea Él, que hermoso es acudir a su llamado de mañana, con la mente fresca a la Eucaristía y a la oración y no dejarlo para el final, corriendo de un lugar a otro porque se nos pasó el día y ya no hay donde podamos cumplir con un precepto dominical. Preparémonos siempre, vigilemos siempre en oración y esperemos anhelantes el encuentro con la Verdad plena, con la felicidad absoluta, con el que es principio y fin de nuestra vida.
María, Madre del adviento, de la esperanza confiada y entregada a Dios, modelo de creyente. Ayúdanos a ser como tú, amar como tú y a saber esperar a Jesús siempre como tú! Así sea.

P. Raúl



sábado, 22 de noviembre de 2008

FIESTA DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO. FIN DEL AÑO LITÚRGICO.


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando el Hijo del hombre venga, rodeado de esplendor y de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. La gente de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el Rey a los que estén a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre y reciban el reino preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui forastero y me dieron alojamiento; estuve sin ropa y me la dieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme.'Entonces los justos preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer, con sed y te dimos de beber, como forastero y te dimos alojamiento, sin ropa y te la dimos, enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?' El Rey les contestará: 'Les aseguro que todo lo que hicieron con uno de estos hermanos míos más humildes, conmigo lo hicieron.' Luego dirá a los que estén a su izquierda: 'Apártense de mí, los que merecieron la condenación; váyanse al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Pues tuve hambre y no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de beber; fui forastero y no me dieron alojamiento, estuve sin ropa y no me la dieron, enfermo y en la cárcel y no vinieron a visitarme.' Entonces ellos le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, como forastero, falto de ropa, enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos?' El Rey les contestará: 'Les aseguro que todo lo que no hicieron con uno de estos hermanos míos más humildes, tampoco conmigo lo hicieron.' Estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna." (Mateo 25, 31-46)


COMENTARIO:
La caravana del sultán transportaba por el desierto una gran carga de oro y piedras preciosas. Un camello se cayó y se desparramaron joyas y brillantes. El sultán no podía con todo e invitó a sus criados a que se quedaran con lo que pudieran. Mientras, el príncipe siguió su camino y oyó que alguien que caminaba a sus espaldas. Se volvió y dijo: «Y tú, ¿no te quedas a recoger nada?». El joven respondió: «Yo sigo a mi rey. Lo demás, en comparación, no vale nada para mí».¿Y tú sigues las cosas del Rey, sus tesoros o lo sigues a Él?
Durante este año litúrgico, Cristo ha sido camino, a sido principio y fin. Y como en las series de televisión o las películas de suspenso, donde esperamos expectantes el desenlace, hoy con la fiesta de Jesucristo Rey del universo vemos el fin de la historia que es comienzo del reinado de Jesús y el triunfo del bien sobre el mal. Después de tantos engaños y confusiones en nuestra vida donde parece que los que hacen el mal son los que viven más felices, donde aparentemente los que se dedican a complacerse a sí mismos son los que alcanzan la plenitud, hoy vemos como el Señor pasa por el departamento de calidad los frutos, separando los buenos de los malos, el trigo de la cizaña, los cabritos de sus ovejas. Ya no habrá confusión. Los frutos son selectos y la paz y la justicia reinan por la eternidad.
Esta fiesta nos invita a que nuestra vida también de buenos frutos, a aceptar, recibir, honrar y proclamar el reinado de Jesús.
¿De verdad deseas aceptar a Jesús como Rey?
Entonces comienza por quitar de tu vida todo lo que impide a formar parte de su Reino: lucha por quitar el miedo que te impide relacionarte con Él como un Rey misericordioso. Quita de tu vida la comodidad que impide tener los mismos sentimientos de Cristo que sirve y se compromete hasta la muerte por amor. Quita de tu vida la ambición por las cosas que te alejan de Él porque desvían tu mirada de la presencia del Rey y te pierdes fácilmente por el camino.
¿De verdad quieres recibir a Jesús como Rey? Comienza por hacerle espacio en tu vida, por consagrarle tu tiempo por hacer lo que te pide, por acercarte más a Él y participar del banquete de su Reino anticipado en la mesa de la Eucaristía y de su Palabra. Comienza por recibir a tu hermano, por brindarle tu ayuda, tus palabras de consuelo, por levantar al caído.
¿De verdad deseas darle honor y gloria a Jesús como Rey? Comienza por amar como Él, perdonar como Él, orar como Él, entregarte como Él.
¿De verdad deseas proclamar a Jesús como Rey? No te avergüences de hablar de Él, siéntete invitado a edificar el Reino, de buscar su justicia, de poner un granito de arena en la construcción de la paz que tanto anhelamos. De hacer de tu corazón un trono de su gloria, de tu hogar un espacio donde Él viva y reine, de tu trabajo una oportunidad donde Él sirva a través de
ti.

REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES, JESUCRISTO, SEÑOR DE MI VIDA, TE DOY GRACIAS POR INVITARME, POR HABER PUESTO TUS OJOS EN MÍ, POR CONDUCIRME HACIA TU REINO Y PORQUE VIENES CON TU PODER Y JUSTICIA SOBRE EL MUNDO. DAME TE PIDO, LA GRACIA DE SERVIR COMO TÚ, DE AMAR COMO TÚ, AYUDAME A SER INSTRUMENTO DE CONSTRUCCIÓN DE UN MUNDO DONDE REINE LA IGUALDAD, LA FRATERNIDAD Y TE RUEGO QUE VENGA TU REINO SOBRE NOSOTROS, Y QUE NUNCA NOS DEJEMOS CONFUNDIR POR EL PRÍNCIPE DE ESTE MUNDO. AMEN.

P. Raúl

sábado, 15 de noviembre de 2008

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO. RECTA FINAL DEL AÑO

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada cual según su capacidad; luego se marchó. [El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.]Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."[Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.""]
Palabra del Señor




COMENTARIO:


Al final del año litúrgico, la Palabra de Dios nos invita a reflexionar con esperanza sobre el final de nuestras vidas, el tiempo de la cosecha, y los frutos que hemos de presentar cada uno al dueño de la vida, y ante esta realidad, Jesús nos empuja a ir hacia delante, a no quedarnos lamentando y lloriqueando por lo que no tenemos, sino que con lo poco, que es mucho Dios mismo hace crecer y multiplicar los frutos, porque como decía Mahoma; “la recompensa no está en el resultado, sino en el esfuerzo realizado bajo la mirada de Dios”.
Un talento corresponde a 30 kilogramos de plata, que es la que respalda dicho valor de esta moneda. A cada uno de nosotros ¿qué es lo que nos respalda? ¿Cuál es nuestro valor ante la vida?. Simplemente démonos cuenta que Dios ha puesto en nuestro cuerpo cerca de 800 mil millones de células que trabajan ordenadamente para nuestro bien, con una armonía perfecta. Ha puesto en nuestro cerebro 13 mil millones de neuronas que inteligentemente colaboran entre sí para nosotros, que si bien quisiéramos que la máquina más perfecta lo supliera, tendría que ocupar el espacio que ocupa un edificio de 70 pisos. Dios nuestro Creador nos ha regalado unos ojos que contienen aproximadamente 100 millones de receptores, que hacen posible que la luz llegue a nosotros, distinguir la enorme gama de colores y tonalidades, para poder contemplar desde el brillo de una estrella que dista a muchos millones de años luz de distancia hasta el rostro de un hermano cercano. Ha puesto alrededor de 24 mil millones de filamentos en nuestros oídos, los cuales, ante el sonido del viento, de una canción, de una llamada, vibran y se convierten en información muy importante para nosotros. Para poder movernos de un lugar a otro, nos ha dotado nada menos que de 500 músculos, 200 huesos y 7000 nervios. Nuestros pulmones son el filtro más poderoso que existe en el universo, ya que permite que no pasen a nuestro cuerpo las partículas que se encuentran en el aire contaminado. Nuestro corazón día y noche trabaja para nosotros, unos 36millones de palpitaciones que hacen posible que la sangre sea irrigada en todo nuestro cuerpo a través de 100 mil kilómetros de venas y arterias.
Esto es sólo una parte de lo que se refiere a nuestro cuerpo, pero además, por nuestra alma, tenemos la capacidad de amar, de creer, de esperar. podemos comunicarnos con Dios y con nuestros seres semejantes. Lo triste es que aún con toda esta riqueza, no sabemos que hacer con nuestra vida y con la vida de los demás. y preferimos vivir vegetando para no asumir el compromiso que corresponde a un ser humano. ejercitar un talento es mucho más que saber jinetear un dolar en este tiempo de desajuste económico, es aprender a vivir la propia vida y enseñar a los que no saben para qué Dios nos puso un cerebro, un par de ojos y unos oídos, a que los pongan al servivio de Dios y de los demás, poque de esa manera estrán produciendo mucho para sí mismos, porque cuando se promueve la vida, se acrecienta y adquiere una mayor calidad, cuando se da la fe y el amor, se multiplican y cuando se vive en la esperanza, todo se alcanza. Que Dios, que nos ha creado tan sabiamente, no se arrepienta nunca de habernos dado tantos talentos, pidamosle aÉl que nos enseñe a usarlos. tenemos un manual que es la Palabra de Dios y los sacramentos, tenemos su Espíritu Santo y contamos con una Madre y Maestra que supo poner sus talentos para el servicio de todos nosotros.
espero que nos demos cuenta, lo inmensamente ricos que somos....
porque dandonos cuenta, podremos invertir lo que somos y tenemos en Aquél que nos a creado, que es por quien vale la pena vivir.
P. Raúl

domingo, 9 de noviembre de 2008

FIESTA DE LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN.


primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 9c-11. 16-17
Hermanos:
Ustedes son la casa que Dios edifica. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. ¿No sabéis que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo son ustedes. Palabra de Dios


Evangelio:
Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
-«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
-«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó:
-«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron:
-«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo habla dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Palabra del Señor.
__________________________________-

Una anécdota de Napoleón Bonaparte y un soldado raso. En cierta ocasión el Emperador Napoleón I se encontraba delante de un grupo de soldados, cuando repentinamente su caballo se desbocó; entonces un soldado raso se lanzó hacia el caballo, y, sujetando el freno, pudo pronto detenerlo. Se dice que Napoleón saludó al soldado raso y le dijo: “Gracias, mi capitán”. El soldado se sorprendió al oír a Napoleón decirle “capitán”, pues él era un simple soldado raso, pero inmediatamente pensó que se encontraba delante de Napoleón, y que si él quería, podía hacerlo capitán. Así que, saludó a su Emperador y le preguntó: “¿De qué regimiento, mi Emperador?” El emperador le contestó: “De mi guardia personal.” Aquel soldado raso se presentó como capitán ante el jefe de la guardia personal de Napoleón; el oficial, viéndolo con uniforme de soldado raso, le preguntó: “¿Capitán, por órdenes de quién”? — “Por órdenes de mi Emperador, Napoleón I.” En ese momento dejó de ser soldado raso y llegó a ser capitán de la guardia personal de Napoleón, gracias a que tuvo confianza y creyó firmemente en la palabra de su emperador, palabra con autoridad para que eso sucediera. El soldado bien pudo no hacer caso, tomarlo como broma o un cumplido de parte del emperador. Pero lo importante es que lo tomó en serio.
Hoy la palabra de Dios nos dice que somos templos donde mora Dios. y nosotros tristemente no le creemos. Pues no tratamos nuestras personas como templos vivos de Dios, sino que los profanamos, tratándolos como cualquier antro de mala muerte. Vaya profanación! Hacemos del templo que Dios creo, una especie de tianguis donde se vende y se compra a bajo costo lo que creemos que es la felicidad. Jesús se muestra lleno de ira, haciendo un látigo de cordeles y echando fuera del templo toda corrupción, porque Él reclama lo que le pertenece, Él es el manantial de agua viva que sanea todo lugar contaminado y hemos de decirle al Maestro, pasa por mi vida, sáname, hecha de este tu templo vivo que soy yo, todo lo que estorba para que Dios se haga presente. No puedo dejar que Dios que mora en mí, esté entre la basura que he acumulado en el camino. Jesús habla con autoridad, el tiene el poder para reconstruirnos después de la destrucción que provoca el pecado en nuestra edificación personal.

El templo de Jerusalén, en ese tiempo abarcaba aproximadamente 1500 metros, un lugar bastante amplio para aprovechar cualquier rincón para las vendimias, los negocios de los hombres que hacían el acceso a Dios cada vez más caro, pues los más pobres sólo podían ofrecer un par de pichones. Sin duda Jesús se daba cuenta de cómo aquella gente negociaba con las cosas de su Padre, donde se hacía creer que cuanto más grande y caro fuese el animal que se ofreciera en sacrificio, Dios estaría más contento. Él había tenido esa experiencia desde muy pequeño y desde entonces mostraba una amor especial por ese lugar de encuentro, donde iba en repetidas ocasiones y participaba en peregrinaciones en los días de fiesta. prefería quedarse ahí que volver con sus padres a Nazareth. El Templo es importante porque es el espacio, el lugar donde Dios se encuentra con su Pueblo. Es cierto que un espacio tan pequeño no puede agotar la grandeza de Dios, pero necesitamos del vaso para saborear el agua fresca que brota del manantial. Así el Templo es un espacio que hemos de cuidar, proteger, tener limpio y agradable, porque es la casa del Pueblo de Dios y de Dios mismo, lugar de encuentro, procuremos siempre ir con alegría. No esperemos que nos lleven por delante para poder acercarnos, pues a menudo ponemos pretextos para no ir, el frío, el calor, las actitudes de la gente que ahí van, los niños que corren, el sonido que no funciona bien. Recodemos que el formar parte del pueblo de Dios es aceptación de unos y otros, es disponibilidad para ser piedra edificante, es sentirme parte de esta gran construcción y por lo tanto responsable para que todo marche bien. Es importante mantener el Templo digno, pero es todavía un millón de veces y se me hace poco, la dignidad, el respeto y el amor al templo que camina por la calle, al templo que como en la cueva de Belén, entre pajas y animales, se arrulla Jesús, el templo que está en una cama, porque está enfermo, el templo, que para nosotros es menos que una capillita de carretera, pero que para Dios es una hermosa catedral donde Él habita. que seamos capaces de vernos como templos vivos, de amarnos y respetarnos porque en cada ser humano, Dios tiene su sagrario donde desea ser amado.



P. Raúl

domingo, 2 de noviembre de 2008

XXXI DOMINGO ORDINARIO. CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS


http://www.h2onews.org/_page_videoview.php?id_news=1250 Evangelio video y sonido
Evangelio según San Mateo .Mt 25,31-46.

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna". Palabra del Señor.


COMENTARIO,





Este día es dedicado a reflexionar a cerca de una realidad fundamental en el ser humano. La muerte.
Es curioso como la mentalidad de nuestro mundo pretende evadir esta parte tan importante dentro del proceso de la vida. Todo lo que huela a debilidad, fragilidad, caducidad, enfermedad, vejez, muerte, hay una clara tendencia a ocultar, evadir, maquillar, desvirtuar o disfrazar. No nos gusta pensar en la muerte y sin embargo, el no pensar en ella no nos libra de ella, el disfrazarla o esconderla no nos evita el que todos tarde o temprano tengamos que enfrentarnos con ella de forma personal, en la familia o con respecto a una persona amada. Y lo que si ocasiona esta evasión, es una falta de preparación para poder enfrentarla y verla como algo natural.

El dolor no está en el hecho, sino en la forma en que interpretamos ese hecho. El experimentar un sentimiento de pérdida y abandono, hace que el acontecimiento se torne doloroso. Un dolor que lejos de redimirnos y hacernos más humanos nos limita y crea en nosotros culpabilidad y enojo.

Llama la atención la forma en que las diferentes culturas asumen la muerte, pues no en todos los pueblos se le afrenta de la misma forma, juega un papel importante la relación que se tiene con la muerte y la fe del pueblo, recordemos lo que profesamos: “creo en la vida eterna, creo en la resurrección de los muertos” pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Aunque es cierto que el dolor es inevitable, porque también el dolor tiene una función, la de preservarnos y protegernos del peligro y así cuidar de nuestra vida, pero el dolor tiene que trascender a una aceptación y a un agradecimiento profundo ante el Dios de la vida que nos ha dado tantas posibilidades, que nos ha dado la oportunidad de estar aquí. Que nos ha dado un lugar y un espacio dentro de este maravilloso universo. Y es ahí donde la fe juega un importante papel. El tiempo hace que envejezcamos, que enfermemos, que nuestro cuerpo se deteriore, pero el tiempo no es el factor definitivo en la vida del ser humano, pues el tiempo se mide como principio y fin, sin embargo al pasar por este mundo, entramos en la dinámica de la eternidad, donde el hombre deja de someterse a proceso alguno y entra definitivamente al tiempo de Dios, que no tiene ni principio ni final. A esto se le llama eternidad.

Tiene que ver, sin duda, la manera en que nos relacionamos con las cosas de este mundo y con la manera de vivir, como asumimos la muerte. Es por eso que me interesa compartir esta anécdota sencilla que nos invita a actuar con naturalidad y gratitud cuando llegue el fin de una cosa, de una etapa o de un ser querido en esta vida:


Una mujer pobre en la India, se dirigía presurosa a su trabajo, cuando una de sus sandalias se atrofió. Se dispuso a componerla de nuevo, pues ya lo había hecho en muchas ocasiones, pero se dio cuenta de algo inevitable, la sandalia ya no tenía compostura, había dado lo que tenía que dar. La mujer se quitó la otra sandalia y puso las dos juntitas a un lado del camino y luego hizo una reverencia ante ellas y una oración de gratitud, diciendo: “gracias por los días que me sirvieron” y luego con naturalidad, descalza, prosiguió su camino.

Aquí cabe la pregunta: ¿Cómo reacciono yo ante esta situación? Me deprimo, me pongo triste, angustiado. o simplemente lo veo como algo natural. Y agradezco el tiempo que lo pude disfrutar o el tiempo que me sirvió.

Así como tratamos a las cosas, así como evitamos el final y no sabemos llegar hasta el final de las cosas y perseverar hasta el final, también nos sucede con respecto a nosotros mismos y con respecto a los demás. Mucho antes de que un par de zapatos den señales de su final, ya tenemos otros dos pares y evitamos quedarnos descalzos a media calle, por vergüenza o por lo que sea, evitamos a costa de lo que sea el final.

Sin embargo cuando actuamos así con respecto a nuestra vida y la vida de los demás. Al llegar al final, lo inevitable, lo que tiene que suceder, no como objetos que se usan y tiran porque para Dios no somos desechables, la vida se transforma, no se agota. La gratitud juega un papel importante al final de nuestras vidas. Si hemos de ser agradecidos con Dios por el pan, el vestido, las cosas que nos da, cuan grande debe de ser nuestro agradecimiento por las personas que ha permitido que coincidan con nosotros en esta vida, en este tiempo y en este espacio y agradecidos por la vida que se ha dignado regalarnos, porque la vida que tenemos se desprende de la misma vida de Dios, que comparte su ser con cada uno de nosotros. Gratitud que se debe de manifestar en el compartir con el que no tiene lo suficiente para vivir dignamente. Porque son los pobres, los que representan a Jesús aquí en la tierra y en el cielo nos han de juzgar. “Cuando lo hiciste o no lo hiciste con uno de estos, lo hiciste o no lo hiciste conmigo” dice Jesús. Despojémonos de nuestros huaraches viejos, agradezcamos a Dios lo que nos ha permitido vivir y hagamos que cada día, sea un día especial que nos permita vivir con misericordia, confianza y esperanza. Y aceptemos la vida nueva que el Señor nos ofrece, pero recordemos que para recibir hay que soltar lo que tenemos agarrado. Y confiemos en la vida nueva que el Dios de la vida le da a los que Él llama.