domingo, 17 de mayo de 2009

VI DOMINGO DE PASCUA


EVANGELIO
Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya nos los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pida en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”. Palabra del Señor.

COMENTARIO

Trato de entender esto que Jesús nos dice, no sólo con un raciocinio, sino con una meditación profunda
Para permanecer en Cristo hay que cumplir su mandamiento
Su mandamiento es que nos amemos
Amar es dar la vida
Dando la vida es como permanecemos en Cristo.

Jesús permanece en el Padre
Cumple el mandamiento del Padre
El mandamiento del Padre es el amor
Tiene un gran amor que lo lleva a dar su vida por sus amigos

Como Jesús permanece en el Padre, por el amor
Permanecemos en Jesús por el amor
Y por Jesús permanecemos en el Padre.
Sólo se vive en el Padre y el Hijo por medio de la entrega amorosa.

El amor hace permanecer y el permanecer, fructificar.
El amor está en medio de la relación entre el Padre y el Hijo.
Si permanecemos en el amor del Hijo permanecemos en el amor del Padre
Y nos hacemos uno con Dios.

El único camino del hombre es el amor.
Sólo el amor nos engendra en la vida de Dios
Por el amor hay comunión.
Por el amor somos, nos movemos y existimos.

Entonces ¿Qué hay que hacer para permanecer en Cristo? Ya sabemos que hay que cumplir sus mandamientos, pero ¿acaso para cumplir los mandamientos no es necesario primero tener la fuerza del amor? Porque no se puede cumplir los mandamientos estrictamente si no nos mueve su fuerza, si no nos impulsa su poder. Es el amor el que nos hará cumplir los mandamientos como dice San Agustín “ama y haz lo que quieras”. El amor nos hace ser fieles, respetuosos, justos, amables. Si nos falta el amor nos volvemos rígidos, implacables, autoritarios, criticones.

Es por eso que Jesús nos dice: “No me han elegido ustedes a mí, he sido yo el que los he elegido” no somos nosotros los que hemos amado a Dios primero, sino que Él nos ha hecho el regalo de su amor para que permanezcamos en Él. Esto es, el amor de Dios que ya está aquí en nosotros y nos hace cumplir los mandamientos y producir frutos. Entonces el que ama no peca. Sus palabras y actitudes están llenas de Dios

Si no hay amor simplemente nuestra vida se vuelve estéril.

Para muchos, este tema resulta muy trillado. Demasiado sonado y explotado… ¿Qué más se puede decir del amor si ya Jesús lo dijo todo? Sin embargo el amor siempre es novedad, no deja de causar sobresalto y un vuelco en el corazón. Es un constante descubrimiento y una profundización continua sin límites, porque el amor de Dios no tiene límites en nosotros, es infinito y constante y los cristianos nos regocijamos compartiendo las formas como se manifiesta en nuestra vida ordinaria, es en lo cotidiano donde se descubre su presencia constante. Nos sigue regalando el sol que nos alumbra, la lluvia que hace brotar las plantas en la tierra y proveen nuestro sustento y un sinnúmero de bendiciones que no me alcanzaría la vida para mencionarlas.

Puedo compartirles el inmenso amor de Dios en mi vida en esta semana que se hizo presente a través de mis padres que aún los tengo, de mi madre que vino a pasar unas horas conmigo el día de las madres y que por cierto casualmente se encontró en el templo con una hermana suya que hacía mucho tiempo trataba de contactar y no lo lograba, me hizo muy feliz verla sonreír en ese encuentro. La llamada de una hermana y de otro hermano, la presencia del amigo, que me ofrece su hombro como apoyo , del que me ayuda en los trabajos de la casa, de la oficina, Y aquellos a los que he podido ayudar con mi presencia, el enfermo del hospital, la mujer invadida de cáncer que bromeaba y asomaba su sonrisa bajo la mascara de oxigeno. Aquello que he considerado un problema y que Dios me ha dado la capacidad de solucionar…. Los niños y jóvenes que se preparan en los sacramentos, las cartas de los niños de primera comunión que son unos verdaderos poemas llenos de sencillez, simpatía y espontaneidad. La comunidad congregada en la eucaristía, los laicos comprometidos y porqué no decirlo, las personas que se encargan de “molestar” cada día y que me recuerdan el compromiso que tengo de permanecer en Cristo amando y entregando mi vida.
P. Raúl

sábado, 9 de mayo de 2009

V DOMINGO DE PASCUA

EVANGELIO San Juan 15,1-8

En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí , Él lo arranca, y al que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho; permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le hecha fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen. lo arrojan al fuego, y arde. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos."

Palabra del Señor


Comentario:

Nos hemos sentido amenazados en estos días por un virus, que nos ha puesto a todos de cabeza, paralizado al país y atemorizado al mundo. Ha sido eso: un simple virus que nos viene a decir cuan vulnerables y temerosos somos, que si bien parece ser que no es eso lo que termine con nuestra especie, si nos ha confrontado en muchos aspectos de nuestra vida personal y comunitaria. Y digo yo: -virus que no mata fortalece. Algo nos viene a enseñar esta cosa que hace poco tiempo no tenía nombre ni distinción alguna.

Tratando de volver a nuestra vida “normal” con todas las normas escrupulosas que hemos de atender, caigo a la cuenta (ya era hora) –de la presencia de Dios y su conexión profunda con su Pueblo, especialmente cuando se congrega para el culto de adoración en la Eucaristía. Cuando esto falta, falta la savia que nutre al pueblo para fortalecerlo contra cualquier amenaza.

Y es este punto, precisamente el que toca el Evangelio, a través de esta sencilla pero profunda parábola que todos podemos entender aunque no nos dediquemos a las labores del campo, tal vez al joven de hoy le llegaría muy bien el ejemplo de la tele y la corriente eléctrica; Así también hay que conectarnos a Jesús, que es el que nos da la energía para movernos en la vida.: la conexión de Dios con su Pueblo en Cristo verdadera Vid. La vida que el pueblo tiene es por la unión permanente con su Dios. Como la madre alimenta a través del cordón umbilical al niño que está en su vientre, así obtenemos de Dios esa vida. Si el cordón se rompe, se rompe en nosotros la fuente de la vida (a propósito, hoy festejamos también la vida que Dios nos da por medio de nuestras madres).

La comparación es extraordinaria, somos ramas que si no estamos unidos al tronco, simple y sencillamente nos secamos. Cada rama es distinta, tienen un número de hojas diferente, unas más torcidas, otras apuntan a los lados, algunas al cielo, otras para abajo. Cada una es especial, pero lo importante es que cada una está unida al tronco. Tal vez entre los cristianos hay también muchas diferencias, no todos apuntamos hacia donde mismo, vemos las hojas desde diferente ángulo, algunas veces se retuerce nuestro camino, hay otras que están resquebrajadas y los sostiene una pequeña unión, que peligra con el vaivén de los vientos o las tempestades, pero muchas veces logran sostenerse y se van incorporando poco a poco. Hay otras que se ven tan erguidas e imponentes pero están huecas por dentro.

Mientras no dejemos de alimentarnos de la savia de Cristo, no moriremos. La permanencia en su amor es lo que nos sostiene incorporados a su cuerpo. Si eres una rama que ya no soporta el peso del tiempo ni el golpe de las tormentas, aferrarte al tronco que te sostiene, ese tronco es Jesús. Si eres una rama que se encuentra enferma por dentro: permanece unido a Cristo, que impulsa su savia por tus venas, hasta tu corazón y llena tus vacíos. Si eres una rama que no soporta el roce de otras ramas y se aburre de sus hojas: nútrete más de Cristo, para que tu vida florezca y de alegría y perfume a los demás.

Llamados a dar fruto.

A punto de acabar su vida, quiso un labrador dejar experimentados a sus hijos en la agricultura. Así, les llamó y les dijo: “Hijos míos, voy a dejar este mundo; busquen lo que he escondido en la viña, y lo hallarán todo”. Creyendo sus descendientes que había enterrado un tesoro, después de la muerte de su padre, con gran afán removieron profundamente el suelo de la viña. Tesoro, no hallaron ninguno, pero la viña, tan bien removida que quedó, que multiplicó su fruto.

El fruto es el producto que podemos saborear después de un largo proceso, el resultado de un esfuerzo realizado, es la recompensa a la perseverancia, que a todos nos gusta disfrutar. Somos llamados a dar fruto en Cristo. El fruto de Jesús y el fruto nuestro es el mismo fruto, como lo es el mismo fruto de la rama y del tronco gracias a una unidad perfecta y vital.

La estrategia del padre de familia: 1. despierta el interés en sus hijos. 2. les da las herramientas 3. los deja libres.Son tres cosas que Dios hace con nosotros para que demos frutos como seres humanos e hijos suyos.Nos da su Palabra para que nos interesemos en el Reino, trabajar en un plan de vida con los valores recibidos y hacerlo siempre con plena libertad. (Dios podría hacerlo todo por nosotros, pero no maduraríamos)
Si cualquier padre de familia utiliza este método,
sus hijos encontrarán el tesoro del arca perdida de la vida. Porque en el trabajo está el servicio, en el servicio el amor y el amor es el fruto dulce de Dios en nosotros.

¡Día de las Madres!

Este domingo tiene un tinte especialmente tierno y sentimental para muchos. Es 10 de Mayo día de las madres. El árbol de nuestra vida no sería posible sin este maravilloso nudo que está entre Dios y nosotros. Nuestras madres. En ellas contemplamos la ternura y la fuerza de Dios, la cercanía del amor de Dios que es limpio, desinteresado y comprometido. En ellas podemos comprender el verbo “permanecer” que nos pide Jesús que conjuguemos. La Madre sabe permanecer en cada etapa, en cada estación del año haga frío o calor, en cada hora del día o de la noche. Se conjuga en ella: la Madre de Jesús y nuestra Madre. Que permaneció siempre con su hijo desde el arrullo del nacimiento hasta el arrullo de la muerte. En María encontramos el fruto bendito de su vientre que es Jesús, gracias a que es la Madre que sabe permanecer en la conversación con Dios, recibimos a través de ella el más dulce fruto de la vida para nuestra salvación. El fruto que nos devuelve la vida que nos había quitado aquél otro fruto, el de nuestra perdición.

Que como María, cada madre ofrezca sus frutos a Dios. y que sus esfuerzos y trabajos en su tierra fecunda, se vean siempre recompensados. Muchas felicidades!!!.

P. Raúl