sábado, 12 de enero de 2008

ATENCIÓN A TODOS LOS MINISTERIOS... FAVOR DE PRESENTAR AGENDA 2008 PARA CALENDARIZAR ACTIVIDADES PARROQUIALES...


EL BAUTISMO DEL SEÑOR.



Lectura del libro del profeta Isaías: 42, 1- 6-7
Esto dice el Señor: “Miren a mi siervo, a quien sostengo, a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En Él he puesto mi espíritu para que haga brillar la justicia sobre las naciones.No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles; no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Promoverá con firmeza la justicia, no titubeará ni se doblegará hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza.Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano, te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.



Del salmo 28 R/. Te alabamos, Señor.


Hijos de Dios, glorifiquen al Señor;
denle la gloria que merece.
Postrados en su templo santo, alabemos al Señor. R/.


La voz del Señor se deja oír sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es poderosa,
la voz del Señor es imponente. R/.
El Dios de majestad hizo sonar el trueno de su voz.
El Señor se manifestó sobre las aguas desde su trono eterno. R/.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 10, 34-38
En aquellos días, Pedro se dirigió a Cornelio y a los que estaban en su casa, con estas palabras: “Ahora caigo en la cuenta de que Dios no hace distinción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que fuere. Él envió su palabra a los hijos de Israel, para anunciarles la paz por medio de Jesucristo, Señor de todos.Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazareth, y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él”.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN (cfr. Mc 9, 7) R/. Aleluya, aleluya.Se abrió el cielo y resonó la voz del Padre, que decía: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”. R/.

Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Mateo: 3, 13-17

En aquel tiempo, Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo: “Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?”. Jesús le respondió: “Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere”. Entonces Juan accedió a bautizarlo.Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre Él en forma de paloma y oyó una voz que decía desde el cielo: “Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

EL BAUTISMO DE JESÚS NOS PREPARA EL AGUA PARA EL CIELO.



Cuentan que una vez, un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro al río, y le dijo que volviera lo antes posible. El joven obedeció y fue al río a llenar el cántaro de agua, mientras su padre lo observaba desde lejos. Entonces el hombre vio a su hijo que ponía el cántaro debajo de una cascada, y la fuerza y cantidad del agua era tanta que no entraba en el cántaro, pues era de cuello delgado. Cuando el hijo volvió, traía el cántaro roto del cuello por el constante golpear y la fuerza del agua, esto además provocó que el agua llegara turbia y sucia.

El padre preguntó entonces: ¿por qué no simplemente sumergiste el cántaro en el río?, ¿no veías que el agua de la cascada era demasiada para el cuello del cántaro?
El hijo respondió: - sí, pero es que quería llenarlo lo más rápido posible.

Cada ser humano es como ese cántaro frágil, pero capaz de contener la gracia de Dios, de sumergirse en las aguas mansas y cristalinas de la gracia de Dios. Eso es el Bautismo. Entrar en el río del Espíritu de Dios. Meternos completos, con toda nuestra vida, alma y corazón, para que se inunde todo nuestro ser, de la presencia de Dios. El bautismo es ponernos en el canal de la gracia de Dios. Los cielos se abren y la voz del Padre se deja escuchar, cuando entramos en su frecuencia, y nos comunica su amor, como con Jesús: “este es mi hijo muy amado, en quien me complazco”. El bautismo es sumergirse para salir llenos de Dios. Es nacimiento, es dejarse tocar por Dios, es comunicación y relación viva de amor con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Jesús quiso hacer fila para ser bautizado por Juan, que administraba un Bautismo de conversión. Aquél que no tenía de que arrepentirse, porque siempre hacía la voluntad de Dios, nos muestra constantemente un rasgo muy característico de su personalidad: la humildad. Y gracias a su humildad, las aguas se santifican y los cielos se abren para nosotros. Que grande enseñanza de paciencia y humildad. Hoy en día queremos todo rápido, y por lo mismo, vivimos un cristianismo fugaz, porque no queremos someternos a ningún proceso de formación o de profundización en nuestra fe. Si se trata de bautizar, que sea a nuestro tiempo y a nuestro modo. Cuando el marranito esté gordo o cuando el compadre pueda. Pero casi nunca nos ponemos a ver el verdadero sentido del bautismo, todo lo que Dios realiza en este signo tan maravilloso, no somos capaces de colocar el cántaro de nuestra vida en el río, sino en la cascada, y es cuando se rompe el canal de la gracia, la alegría auténtica, el sentido profundo de la dignidad de los hijos de Dios.



P. Raúl