sábado, 21 de marzo de 2009

IV DOMINGO DE CUARESMA

DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: 3, 14-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él. El que cree en Él, no será condenado; pero el que no cree, ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


COMENTARIO

Un hombre tenía un puesto de tacos en un importante cruce de caminos, él no escuchaba ni radio ni televisión y no leía el periódico. Pero cocinaba y vendía muy buenos tacos y se esmeraba por hacerles buena publicidad a través de carteles y gritando con ganas. La gente se acercaba y le compraba y le iba bien. Las ventas iban aumentando cada vez más, compraba buenas tortillas, carne y verdura de calidad y preparaba muy buenas salsas. Su negocio fue creciendo y tuvo que buscarse un lugar más amplio, pues el negocio prosperaba. Con sus ganancias pudo pagar una buena educación para su hijo, quién fue creciendo e ingresó a estudiar economía en una de las mejores universidades. Su hijo se graduó con honores, regresó a su casa y notó que su padre continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él: Papá ¿es que usted no ha escuchado la radio? ¿No ve televisión y no lee los periódicos? ¡En estos momentos existe una gran crisis en el mundo! ¡Y la situación de nuestro país es muy crítica, de hecho cuando a Estados Unidos le da un resfrío a México le da pulmonía! Todo está muy grave y nuestro país va a quebrar.
Después de escuchar las consideraciones de su hijo estudiado, el padre pensó: Pues bien. Si mi hijo es economista, lee los periódicos y está bien informado entonces él tiene toda la razón. Y con miedo a esa crisis tan fuerte comenzó a tratar de ahorrar lo más posible, comprar la carne y verduras de más baja calidad, para economizar dejó de hacer sus carteles de propaganda y a cerrar más temprano para no gastar luz. Abatido por la noticia de la crisis ya no gritaba con ganas y trataba a los clientes con desánimo y mal humor.
Tomadas todas estas precauciones, el negocio comenzó a caer y caer llegando a niveles insoportables, lo que antes generaba un recurso para que su hijo estudiara Economía y tener buena calidad de vida ahora estaba por los suelos. Finalmente quebró y fue cerrado.
Entonces el padre, muy triste, le dijo al hijo: “hijo, tenias razón, estamos en el medio de una gran crisis” y le comento orgullosamente a sus amigos: “bendita la hora en que envié a mi hijo a estudiar Economía, el me aviso de la crisis……”
Nuestros actos diarios son los que deciden nuestras situaciones, según como actuamos en nuestra vida así nos va. Nuestra gloria o infierno que vivimos tiene que ver mucho con nuestra elección.

Hoy se nos revela una gran verdad evangélica respecto a nuestra salvación o nuestra condenación según sea el caso. Es la contestación a las personas que preguntan: “si Dios nos creó, ¿porqué después nos manda al infierno?”: la Palabra hoy responde que Dios no condena, ni desea la perdición del hombre, Dios no nos manda al infierno, Dios no nos manda a la muerte y a las tinieblas; es cada uno el que elige el infierno o la gloria de Dios, la muerte o la vida, las tinieblas o la luz, la salvación o la condenación.
Cada uno somos el arquitecto de nuestro propio destino. En esta vida nos vamos fabricando la casa en la que vamos a vivir por toda la eternidad. Tenemos todos los medios: el espacio, los elementos, los cimientos, contamos con el proyecto de Dios que es el plano perfecto para hacer de nuestra vida un verdadero cielo. Pero cada uno tendrá que ir edificando día con día, poniendo un ladrillo bien colocado encima del otro, con cada actitud, con cada oración, con cada obra de amor. Lo sorprendente es que ya desde hoy podemos disfrutar de esa obra según hayamos avanzado en ella. Si alguien elige sentarse de brazos cruzados, no plantar, no edificar, el resultado ya sabemos cuál es: no gozará de sus frutos, no tendrá la dicha de recibir las llaves de su mansión, porque simplemente no le ha interesado trabajar en ella. La salvación en ese sentido, sólo depende de cada uno de aceptar la obra de Dios en Cristo Jesús, de creerle y de optar fundamentalmente por Él. Porque Dios ya hizo todo lo que tenía que hacer para salvarnos.
“La causa de la condenación es esta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz”.
Las tinieblas son confusión y desorden porque no hay distinción ni claridad. El hombre se aprovecha de este caos para ocultar las intenciones oscuras de su corazón y se esclaviza a sí mismo en una caverna oscura de donde ya no puede salir por sí mismo. Preferir la luz es vivir en la verdad de Dios, es asumir un compromiso libre y responsable con Él, con la humanidad y consigo mismo desempeñando el papel que juega en el mundo con entusiasmo y convicción.
Elegir la luz de Cristo es vivir en la coherencia aportando la luz de Dios que habita en uno para tener un mundo lleno de luz.
¿Cómo exigir un planeta limpio si en vez de cuidarlo lo destruimos y contaminamos?
¿Cómo recibir un país seguro si optamos por la mordida y la corrupción?
¿Cómo terminar con el narcotráfico si se descuidan los hijos y no se les forma bien en los valores del Evangelio?
¿Cómo terminar con los robos a domicilio si seguimos comprando artículos sin factura en la calle?
¿Cómo tener una juventud sana si se promueven más los expendios de licor y cantinas que los centros recreativos e instituciones de formación?.
¿cómo es el México que quieres, el hogar que anhelas, la vida que deseas?
Recuerda que las decisiones que tomes hoy son las que determinarán tu futuro, que lo que siembres el día de hoy es lo que cosecharás mañana. Ten presente que tú puedes elegir el cielo o el infierno desde este momento: Aceptando o rechazando la luz de Cristo, construyendo o desparramando, amando u odiando. Tu eliges!!!

P. Raúl

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